El humor, como recurso comunicativo, se ha convertido en una herramienta poderosa en la estrategia de comunicación de las organizaciones. Sin embargo, como ocurre con cualquier enfoque, su aplicación debe ser considerada con cuidado. El humor tiene el potencial de generar vínculos emocionales con el público, mejorar la percepción de la marca y aumentar la atención hacia el mensaje. No obstante, también puede presentar riesgos, especialmente si se utiliza de manera inapropiada o se malinterpreta. Al incorporar humor en su estrategia de comunicación, una organización puede humanizar su imagen y hacerla más accesible.
El humor puede suavizar temas complejos o sensibles, permitiendo que el mensaje sea más digerible y, al mismo tiempo, favoreciendo una respuesta emocional positiva por parte del público. Este tipo de comunicación informal puede ayudar a que la audiencia vea a la organización no solo como un proveedor de productos o servicios, sino como una entidad cercana y comprensible. Es una herramienta eficaz para captar la atención del público, especialmente en un entorno saturado de información.
Las personas están constantemente expuestas a mensajes publicitarios y comunicativos, lo que puede llevar a que se vuelvan insensibles a ellos. El humor, en cambio, tiene la capacidad de interrumpir ese flujo de información y captar la atención de manera efectiva. Es más probable que un mensaje humorístico se recuerde, e incluso se vuelva viral, especialmente en redes sociales, lo que aumenta las probabilidades de que el público retenga la información o realice la acción deseada.
Como se mencionaba antes, los mensajes humorísticos tienen una alta probabilidad de ser compartidos. En un mundo donde las redes sociales juegan un papel crucial en la difusión de contenido, un toque de humor puede ser el factor que convierta un mensaje ordinario en un mensaje viral. Cuando el público encuentra un contenido divertido, tiende a compartirlo con amigos, familiares o compañeros. Además, puede hacer que los mensajes sean más accesibles y menos formales, lo que favorece su difusión y recomendación.
Pero todo tiene una cara B. Uno de los mayores riesgos en el uso del humor en la comunicación organizacional es la posibilidad de que el mensaje sea malinterpretado. Lo que puede resultar gracioso para un grupo de personas, puede no serlo para otro, o incluso resultar ofensivo o inapropiado. El humor es subjetivo, lo que significa que puede ser recibido de distintas maneras según la cultura, las experiencias personales y las expectativas de la audiencia. Un mal uso del humor puede dañar la reputación de la organización y generar una reacción negativa. En ciertos contextos, un intento de humor puede ser visto como insensible o despectivo, lo que puede desembocar en un boicot o en un daño a la imagen pública.
En situaciones de crisis, por ejemplo, intentar utilizar el humor para suavizar una situación puede percibirse como una falta de respeto o de sensibilidad.
Además, en sectores que requieren una comunicación profesional y formal, como el sector financiero o las instituciones de salud, el humor podría no ser bien recibido y restar credibilidad a la organización. También el humor puede ser un terreno resbaladizo en lo que respecta a la diversidad cultural, ya que lo que es aceptable en una región puede no serlo en otra. Por tanto, las organizaciones deben tener cuidado al utilizar el humor, especialmente si operan en mercados internacionales.
Hay que tener en cuenta que el humor tiene un impacto diferente según los distintos grupos de edad. Los grupos más jóvenes, como los millennials y la generación Z, suelen ser más receptivos. Estos grupos valoran la autenticidad y la creatividad, y tienden a conectar mejor con contenidos frescos, irreverentes y divertidos. En contraste, los grupos de edad más avanzada, como la generación X y los baby boomers, suelen ser menos receptivos al humor, especialmente si este se percibe como demasiado informal o trivial.
Algunos ejemplos:
Un ejemplo publicitario que también transmite un estilo particular de entender la comunicación es Ikea, la conocida marca de muebles. Es famosa la campaña publicitaria "The IKEA Catalogue – It's the Biggest Thing in Furniture". Esta campaña utilizaba un humor exagerado, presentando el catálogo de Ikea como si fuera una obra épica, con una producción cinematográfica que jugaba con la idea de un evento mundial de gran magnitud.
Otro ejemplo famoso es la marca Old Spice, especialmente conocida por su campaña “The Man Your Man Could Smell Like” (El hombre que tu hombre podría oler). Esta campaña mostraba a un hombre musculoso, elegante y desafiando las leyes de la física, que hablaba directamente a la cámara con un discurso carismático, absurdo y hilarante.
En definitiva: hay que medir y finalmente decidir. El humor suma, si se hace bien y si se tiene el perfil adecuado.