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El transporte ferroviario en Cataluña: una apuesta por el futuro sostenible

  • 28 May 2025
  • Opinión
per Agustí Rodríguez Mas
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El ferrocarril es una columna vertebral del transporte moderno y una pieza clave para la movilidad sostenible del siglo XXI. Cataluña es un ejemplo destacado: en el año 2001 contaba con aproximadamente 1.500 kilómetros de líneas ferroviarias, una cifra que ha crecido de manera significativa hasta alcanzar los 2.100 kilómetros en 2025, incluyendo las líneas de alta velocidad, los Ferrocarriles de la Generalitat de Cataluña (FGC), el Metro y el Tranvía.

Este aumento de 600 kilómetros en dos décadas refleja no solo una apuesta por mejorar la conectividad entre los territorios, sino también por hacerlo de una manera eficiente y respetuosa con el medio ambiente. El ferrocarril genera muchas menos emisiones de CO₂ por pasajero en comparación con el transporte por carretera o aéreo. De hecho, según la Agencia Internacional de la Energía, los trenes solo representan el 2% del consumo total de energía en el sector del transporte mundial, pero transportan el 8% de los pasajeros y el 7% de las mercancías globales.

En Cataluña, la ampliación de la red ferroviaria ha ido acompañada de una mejora en la calidad del servicio. La alta velocidad ha transformado los desplazamientos entre ciudades, reduciendo el tiempo de viaje entre Barcelona y Madrid a poco más de dos horas y media, con una frecuencia que ha democratizado el acceso a este medio de transporte. Al mismo tiempo, la integración entre trenes de Cercanías, Metro y Tranvías ha mejorado la movilidad urbana y metropolitana, facilitando el día a día de millones de personas.

Hace unas semanas, el Comisionado de la Generalitat de Cataluña para el traspaso integral de Rodalies, Pere Macias, explicó en el marco de una de las sesiones de Intermèdia Confidencial, organizadas por Intermèdia Comunicació, que actualmente, la red de Rodalies de Cataluña es utilizada por unas 400.000 personas cada día. Para mejorar este servicio, el Plan de Rodalies 2020-2030 prevé una inversión de 6.346 millones de euros, con el objetivo de incrementar la oferta en un 58% y atender un aumento previsto del 50% en la demanda. Este plan incluye la construcción de 120 kilómetros de nuevas vías, diez nuevas estaciones y la adquisición de 101 nuevas unidades eléctricas.

Los Ferrocarriles de la Generalitat, por otro lado, han sido un actor clave en este progreso. Han ampliado líneas como la Llobregat-Anoia y la del Vallès, incorporando nuevos trenes, mejorando estaciones y ofreciendo un servicio más puntual y sostenible. El Metro de Barcelona, por su parte, ha extendido su red con líneas automáticas como la L9 y la L10, que representan un avance tecnológico y una apuesta por la movilidad inteligente.

A escala global, países como Japón, Alemania o Francia han demostrado cómo una red ferroviaria moderna puede convertirse en una alternativa real a los vuelos domésticos y a los desplazamientos por carretera. Japón, por ejemplo, opera el famoso Shinkansen desde hace más de 50 años, con una puntualidad milimétrica y una seguridad envidiable. China, que en los últimos años ha explosionado su nivel de inversión, ha construido más de 40.000 km de líneas de alta velocidad en poco más de quince años, convirtiéndose en el líder mundial en este ámbito.

El caso de Cataluña se inscribe dentro de esta tendencia global hacia un modelo de transporte más limpio, eficiente y accesible. Invertir en el ferrocarril no solo mejora la calidad de vida y los desplazamientos de los ciudadanos, sino que también contribuye a alcanzar los objetivos climáticos y a reducir la dependencia de los combustibles fósiles.

En definitiva, el crecimiento de la red ferroviaria en Cataluña no es solo una buena noticia para la movilidad, sino también una apuesta estratégica por un futuro más verde, conectado y resiliente.