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Editorial. Cuando el pesimismo es un oficio

  • 03 May 2021
  • Opinión
per Toni Rodriguez Pujol
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Dicen que las ovejas se pasan la vida temiendo que las devore el lobo, pero al final quien se las come es el pastor. Esto significa que, sin olvidarse del lobo, hay que desconfiar de la gente que vive de dar miedo. Muchos de ellos han hecho de ello un oficio, un «modus vivendi».

Probablemente, derrotismo e ingenuidad sean las dos caras de la misma intención manipuladora, contra la que sólo se puede luchar poniendo datos de calidad sobre la mesa. En realidad, sin datos no hay periodismo ni comunicación fiables. Sólo hay propaganda.

Iniciamos el mes de mayo con un cierto aroma de esperanza. Los datos del Covid19 mejoran, los restaurantes vuelven a servir comidas y cenas, el experimento de Love of Lesbian en el Palau Sant Jordi ha sido positivo y Barcelona es la tercera ciudad preferida de los emprendedores para crear startups y la cuarta en el ranking de los 10 hubs tecnológicos de la Unión Europea, según explica el director de transformación digital de la Mobile World Capital Barcelona, ​​Jordi Arrufí.

¿Equivale eso a decir que vivimos en un mundo idílico? No, ni mucho menos. La crisis empresarial y laboral post pandemia es enorme, el acceso a los fondos europeos de recuperación Next Generation no llegarán a tiempo de salvar determinantes economías incapaces de cambiar su modelo productivo y la bronca política que últimamente se ha instalado en nuestro entorno nos provoca malestar, desinterés por la cosa pública y pesadillas en blanco y negro.

Parece que ante este panorama no queda otra que volver a recordar los versos de Ramón de Campoamor y tener presente que cuando más oscuro sea el color del cristal que nos ponemos (o que nos pongan) delante de las narices, más fácil será que nos despeñemos al primer tropiezo. Que los habrá. Y muchos. 

Feliz mes de mayo