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Editorial del mes de diciembre: incertidumbre

  • 28 Nov 2014
  • Opinión
per Toni Rodriguez Pujol
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Nos enfrentamos al último mes de 2014 con ojos abiertos y manos extendidas, como labrador de secano en plena rogativa pluvial. Dicen los expertos que el próximo año será el último de una crisis que, según comentaba en octubre el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, habrá sido la peor crisis económica que han sufrido las últimas tres generaciones del estado español. Parece que este optimismo coincide con la publicación del último World Economic Outlook (WEO), también difundido en octubre por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que decía que España se estaba reactivando gracias a la mayor demanda externa y a la tímida resurrección del consumo interno. Se especula, a la vista de esto, con que 2014 podría terminar arrojando un crecimiento del 1,3% que el año próximo llegaría a alcanzar un 1,7%, es decir, mucho más de lo que pueden esperar otros estados de la Unión Europea, a criterio de quienes entienden del tema. También parece cierto que en 2013 Barcelona se situó en el top ten mundial de las ciudades que recibieron más inversión extranjera, y que el mercado inmobiliario barcelonés de lujo está viviendo uno de sus mejores momentos, según explican en privado los ejecutivos catalanes de algunos operadores globales, como por ejemplo Sotheby’s International Realty. No son los únicos. El informe European Cities and Regions of the Future 2014/15, de FDI Intelligence, sitúa a Barcelona como primera ciudad del sur de Europa y séptima del continente en el ranking de las 25 primeras ciudades europeas receptoras de inversión extranjera, por delante de Berlín, Ámsterdam, Edimburgo e incluso París. Por su parte, el informe Global Cities Investment Monitor de KPMG de 2013 situaba Barcelona en el décimo lugar de las principales áreas urbanas del mundo y la cuarta de Europa en recepción de proyectos de inversión extranjera sin socios locales: dos puntos por delante de la posición ocupada en 2012. “No durará mucho”, dicen los habituales pájaros de mal agüero. “La incertidumbre política lo arruinará todo”, rematan los más osados. ¿Será, tal vez, que los mercados no registran esa incertidumbre? ¿Será que las incertidumbres políticas van por un lado y las incertidumbres económicas por otro? Parece que los que entienden del tema no lo acaban de entender del todo. De modo que más vale dejar que los entendidos vayan haciendo su trabajo, que nosotros ya haremos el nuestro. ¡Felices Navidades a todo el mundo!