InicioActualidadEl pacto de Jaume Collboni (y el arte de vivir bien)

El pacto de Jaume Collboni (y el arte de vivir bien)

  • 16 Feb 2023
  • Opinión
per Víctor Costa
Volver

Jaume Collboni es un abogado con visión de político. Un hombre de derecho que desde pequeño tuvo muy claro que era de izquierdas. Empezó su carrera por vocación, derechos y deberes pero también por pragmatismo. «Mi activismo y conciencia política y social empezó en la universidad en un sindicato de estudiantes», recuerda. Su legado familiar es el de la lucha sindical y en su currículum figuran UGT, el Centro de Investigación Económica y Social de Catalunya y el PSC.

 

Son las 13h30 de un día frío con aviso de lluvia. Collboni llega asesorado a la hora citada en la terraza del H10 Art Gallery. Esta vez empezamos por la entrevista, pero dejadme antes haceros una pequeña cata de la comida Intermedia Confidencial que como siempre presenta Toni Rodríguez bien acompañado por Albert Ortas y Aina Rodríguez en una mesa principal llena de empresarios y directivos de renombre.

“Si algo le suena electoralista es porque ya estamos en proceso preelectoral”, comienza Collboni. Toda una declaración de intenciones que levanta las primeras sonrisas de la sala y es que el menú de la comida ya huele a mitin. El hasta ahora primer teniente de alcalde explica que no ha dejado antes al Ayuntamiento de Barcelona por la aprobación de los presupuestos y por proyectos estratégicos como el Mobile World Congress y el ISE. Ahora, sin embargo, tiene muy claro que es la hora de marcar perfil propio y que la ciudad se juega mucho más que en la próxima década en las elecciones municipales de mayo. “Para subir la autoestima y la moral no podemos hablar mal de la ciudad. Es un deporte de riesgo que hemos practicado durante demasiado tiempo”, alerta.

Collboni sabe muy bien que su gran estrategia es la centralidad y el poder de pactar con todo el mundo

Lo más caliente está en el fregadero y la receta Collboni no tiene nada que ver con la independencia, pero sí con la (co)capitalidad cultural y científica, la cohesión social y la redistribución de la riqueza, la pacificación, el alma de la Rambla, la centralidad y las políticas progresistas. Y también lo tan catalán de “parar y evaluar” para después decidir. En una frase que el político ha utilizado en más de una ocasión: “La ciudad te lo pide. Hazlo por la ciudad”.

Collboni augura que «los pactos serán importantes». Nadie lo duda. De hecho, todo el mundo debería tener muy claro que en pleno siglo XXI ya no puede vivirse del recuerdo de la mayoría parlamentaria y que sin diálogo y consenso es imposible hacer política. Por lo menos, política de ciudad y de país y no de partido. Bien, nadie lo duda pero todavía pocos lo practican de verdad. Dice la famosa ley de Hotelling que es un clásico de los libros de economía aplicada a la política que los partidos tienden en el centro para maximizar votos y electorado. Collboni sabe muy bien que su gran estrategia es la centralidad y el poder de pactar con todo el mundo que compite con él para ganar. Una condición que a ojos de algunos de los asistentes al almuerzo ya lo hace en cierto modo «ganador». Y es que sea como sea, Collboni tiene muchas posibilidades de volver al Ayuntamiento, ya sea como teniente de alcalde o alcalde en función de cómo sea la geometría variable de los pactos tácticos y las alianzas estratégicas entre partidos.

Sin diálogo y consenso es imposible hacer política de ciudad y país. Dice la famosa ley de Hotelling que los partidos tienden al centro para maximizar votos y electorado

Dicho esto, volvemos a los orígenes de Jaume Collboni.

Del Derecho a la política

Todo empezó con la defensa de los derechos de estudiantes y trabajadores. ¿Y la política? Fue más un «salto» fruto de la vocación y las circunstancias que una decisión.

– ¿Por qué estudió Derecho?

– Por vocación. Siempre he sido un defensor de derechos y he estado comprometido con la defensa de los derechos de estudiantes y trabajadores. También estudié Derecho por una razón muy pragmática: era la carrera con más salidas.

– ¿Por qué entró en política?

– No lo decidí. No recuerdo el día en que dije que iba a dedicarme a la política. Te traen las circunstancias y la forma de ver las cosas, así como la vocación, las convicciones y el compromiso personal. De la misma forma tampoco decidí ser delegado de clase o vincularme al movimiento sindical.

Collboni: «La política es una forma de vivir»

– No lo decidió, pero recibió una llamada.

– Salté a la política porque me llamó Miquel Iceta que entonces era portavoz del grupo parlamentario con Pasqual Maragall como presidente. Me ficharon por ser coordinador del grupo parlamentario que era un trabajo técnico, fui coordinador del grupo y también diputado. Un buen día se convocaron primarias para ser candidato a la alcaldía de Barcelona y me apunté. Y aquí estoy. El día que deje de dedicarme full time a la política seguiré vinculado a ella porque es una forma de vivir.

Y es que hay llamadas que pueden cambiar toda su vida.

De los recuerdos al día siguiente

Aunque Collboni defiende que «la política es una forma de vivir» también tiene claro que no se puede vivir siempre de la política.

-¿Se ha imaginado el momento de dejar la política?

– ¡Claro que me lo imagino! Soy funcionario de carrera y por tanto, tengo una profesión y un puesto de trabajo. Es muy sano por el sistema y por los políticos saber que es un trabajo apasionante, absorbente e ilusionante al que tienes que dedicarte y sacrificar mucho pero que afortunadamente es temporal.

– ¿Un buen recuerdo como primer teniente de alcalde de Barcelona?

– Ver resurgir la ciudad, la economía, las pymes, el comercio, los restaurantes, los emprendedores… Cuando todo el mundo reanudó las ganas de salir adelante a todos los niveles. Barcelona sufrió mucho la pandemia, pero esto me sorprendió muy positivamente.

-¿Y un mal recuerdo?

– El peor día es sin duda el atentado del 17 de agosto en Barcelona. Recuerdo La Rambla vacía y el silencio. Al día siguiente fui a realizar una entrevista en televisión y es la única vez que no he podido contener la emoción.

El recuerdo del atentado en La Rambla estará siempre en la memoria de todos los barceloneses.

Silencio.

El liderazgo de Barcelona

– ¿Cómo ve ahora Barcelona?

– Barcelona lo tiene todo por ser la mejor ciudad del mundo para vivir y trabajar. Tenemos talento, buenas infraestructuras, universidades, centros de investigación, capacidad de emprendeduría, buena posición internacional y ahora necesita un buen alcalde que entienda la ciudad y tenga capacidad de liderazgo. Yo soy optimista en cuanto al futuro de la ciudad, siempre que se hagan las cosas que deben hacerse y haya un liderazgo con visión de futuro, así como capacidad de suma e integración de perspectivas y visiones. Tenemos que animar a la gente para recuperar la ilusión con la ciudad.

Collboni quiere recuperar la ilusión y confianza en Barcelona, generando también nuevas oportunidades económicas

– Barcelona no puede vivir siempre del recuerdo de los Juegos Olímpicos.

– Estas elecciones van de futuro o pasado. La nostalgia bien entendida debe servir para recuperar la autoconfianza porque esta ciudad, si se lo propone, puede hacerlo todo. Ahora bien, yo no creo en fórmulas del pasado que sirvan para resolver los retos del futuro: climático, demográfico o atracción y retención de talento, entre otros. Yo me propongo lo intangible de volver a recuperar la ilusión y la confianza en Barcelona.

–  ¿Qué proyectos estratégicos necesita la ciudad para recuperar la ilusión y la confianza?

– No creo que sea sólo un evento, pero sí todo un conjunto de grandes eventos y buenas noticias que proyecten la ciudad y la hagan atractiva enseñando la parte positiva de Barcelona en el mundo y nos generen más oportunidades. El reto de futuro es generar oportunidades económicas para la ciudad, desde el ISE o el MWC hasta las ayudas a la reactivación económica para restauradores, pymes y autónomos.

La relación con Ada Colau

Mucho se ha hablado de la relación entre Jaume Collboni y Ada Colau al frente del Ayuntamiento de Barcelona. Ponemos el foco:

– ¿Cómo ha sido su relación con la alcaldesa Ada Colau?

– Hemos tenido una relación de matrimonio de conveniencia. Los gobiernos deben ser de coalición y eso significa encontrar puntos comunes desde las diferencias y hacer avanzar a la sociedad. Ha sido una relación profesional y correcta entre dos partidos con un ámbito ideológico compartido que luchan contra las desigualdades y el cambio climático, pero con una visión distinta del crecimiento económico, el orden público y el futuro de la ciudad. La parte personal también debe cuidarse siempre, tanto en la política como en la vida.

Collboni: «¿La relación con Ada Colau? Un matrimonio de conveniencia»

– Ahora ha decidido dejar de ser teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona para centrarse en la campaña electoral.

– A pesar de que haya renunciado a mi cargo por dedicarme a la campaña con total libertad y plena dedicación, creo que ha funcionado. Basta con ver qué ha pasado en la Generalitat cuando no se tiene la capacidad ni la generosidad de mantener los pactos de gobierno bloqueando así la institución. El PSC ha tenido que ir a sacar las castañas del fuego y aprobar sus presupuestos. Y si esto no ha ocurrido en Barcelona es porque el PSC ha tenido un papel de responsabilidad.

¿La cultura del sí o el por qué no?

Desde la esfera económica y empresarial se ha criticado mucho «la cultura del no» de estos años del consistorio barcelonés. Collboni ha sido su primer teniente de alcalde pero ha reivindicado por activa y por pasiva -en pequeño comité- entre empresarios que él es claramente partidario del sí o ¿por qué no? La política es también relato.

– ¿Qué haría diferente si fuera alcalde?

– Hemos sacado adelante esta idea de crecimiento y desarrollo económico, pero aún debe hacerse mucho más. Debemos ser una ciudad más atractiva para el talento, las inversiones y las oportunidades de todas aquellas empresas que quieran establecerse pensando en la gente más joven. Hay que ser más atrevido, ambicioso, arriesgado y no decir que no. Decir sí, ¿o por qué no?

– ¿Por qué no?

– Hemos estado muy instalados en la cultura del no. El caso más paradigmático es el aeropuerto. No es sólo la afectación de una infraestructura en el territorio, sino cuál es el modelo y la visión de ciudad. ¿Cuáles son las alternativas? Soy partidario de una ciudad más conectada y con mayores oportunidades para el talento y las inversiones, para las universidades y los centros de investigación. Éste es un modelo de ciudad. ¿La alternativa? No acaban de explicarlo, no sé si es el autoconsumo, el huerto o la placa solar.

 

-¿Nos falta más colaboración público-privada?

– Hay mucha, pero debe estar más estructurada y sin tantos prejuicios ni desconfianzas. La historia de Cataluña y Barcelona, las grandes instituciones culturales o el desarrollo económico no se entendería sin la colaboración público-privada. La ciudad es pacto y no un espacio en el que experimentar la ideología. Hay muchos intereses y perspectivas distintas, pero liderar una ciudad es tener la capacidad de generar pactos de colaboración. Y más si tenemos un tejido tan rico como el nuestro con empresas y emprendedores que pueden aportar un gran impacto que sea beneficioso para la ciudad. ¿Por qué no hablamos de ello? ¿Por qué no nos sentamos en una mesa y lo hacemos juntos? La gente tiene muchas ganas de hacerlo y de tener a alguien al frente que diga: “Hagámoslo”.

–  Política y sociedad civil van ahora mismo de la mano?

– Depende, va por barrios. Hemos pasado muchos años complicados en Catalunya por la crisis política que ha afectado a las instituciones y su credibilidad. Debemos recuperar la estabilidad y dar seguridad marcando las reglas de juego. Cuando esto se consiga, el resto vendrá rodado porque Barcelona es una ciudad con mucha capacidad y emprendeduría. En muchos momentos he visto cómo la gente daba un paso adelante y se ponía a nuestro lado para afrontar cualquier situación. Éste es uno de los grandes valores de la ciudad.

La política es también pacto y colaboración. La sociedad civil ha dado un paso adelante.

El arte del buen vivir

Antes de terminar, un par de preguntas clásicas más:

– ¿Un libro?

– El arte del buen vivir de Arthur Schopenhauer. Siempre vuelvo y es toda una declaración de intenciones.

-¿Un rincón preferido de Barcelona?

– Depende del día, tanto de la climatología como de uno mismo. Últimamente, paseo muy de noche por la playa y voy del Fòrum a la Barceloneta. Sólo se escucha el ruido del mar.

Un buen fin de entrevista: el ruido de las olas del mar barcelonés. Una gran banda sonora por lo que Schopenhauer describía como el arte del buen vivir, entre conceptos de soledad, sabiduría, felicidad, bienestar, vida, voluntad o pensamiento. Y ya que estamos ahí, permítanme acabar con cuatro reflexiones de esta interesante obra filosófica:

«En la soledad, donde uno se ve remitido a su yo, es donde se motra lo que cada uno tiene en su interior»

«El concepto de sabiduría de la vida sólo en un sentido inmanente, es decir, cómo el arte de conducir la vida de la forma más agradable y feliz posible»

“Lo que fundamenta la diferencia en la suerte de los mortales se puede reducir a tres determinaciones básicas: lo que uno es, lo que uno tiene y lo que uno representa”

“Lo más importante para el bienestar del hombre, incluso para su estilo de vida, es lo que existe o ocurre en su interior. De esto depende su satisfacción y su desgracia más profunda, que no son, en primera instancia, otra cosa que el resultado inmediato de sus sentimientos, su voluntad y sus pensamientos”.