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La teoria de Ernest Maragall

  • 21 Dic 2022
  • Opinión
per Víctor Costa
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Ernest Maragall nació en una familia de siete hermanos. Neto del poeta Joan Maragall y hermano del político Pasqual Maragall. Estudió en la desaparecida Escuela Virtèlia de la que también fueron alumnos Jordi Pujol, Miquel Roca o Narcís Serra. De pequeño jugaba a fútbol en el Club Junior de la Diagonal y su entrenador era Jordi Carrasco, hijo del político Manuel Carrasco i Formiguera de quien el historiador Lluís Duran acaba de hacer un libro sobre “su pensamiento y acción por una Catalunya libre y socialmente justa” con prólogo de Quim Torra.

 

Maragall llega justo tiempo al hotel H10 de Barcelona. Será cosa de las votaciones del Parlament o quizás también de la movilidad en la Via Laietana… Entra, ríe y saluda a todos los invitados. Con americana y camisa azul, pero sin corbata. Se hace la tradicional fotografía con Toni Rodríguez, Albert Ortas y Aina Rodríguez. Empieza el último Intermedia Confidencial del año en una de esas grandes mesas que hace pachoca y muy Navidad. Tampoco falta el árbol más típico de estas fechas con luces y figuritas.

Esta vez, la entrevista la realizaremos después de la comida. Una comida en la que se habla del ABC de Barcelona y hasta 10 mandamientos más, entre los que se incluyen la movilidad, la seguridad y la limpieza, la cohesión, la educación, la cultura o la complicidad, entre otros . «Liderazgo es asumir la responsabilidad personal y colectiva, complicidad es salir de la madriguera», asegura. Un aviso para los lectores de management: liderar no es mandar, al igual que mandar no es liderar. Maragall lo tiene muy claro: «Mandar es lo contrario de gobernar». El candidato a la alcaldía de Barcelona avanza que él quiere gobernar para que la capital catalana sea «sujeto social y político» en un contexto de realidad económica «muy potente». Tanto la ideología como las convicciones llevan años llevando de familia y de casa, pero esta vez parece que quizá deje algo en el despacho. Algunos de los invitados dicen ser un político muy teórico, pero que la experiencia avala su práctica.

Maragall llega justo tiempo al hotel H10 de Barcelona. Será cosa de las votaciones del Parlament o quizás también de la movilidad en la Via Laietana… Entra, ríe y saluda a todos los invitados. Con americana y camisa azul, pero sin corbata. Se hace la tradicional fotografía con Toni Rodríguez, Albert Ortas y Aina Rodríguez. Empieza el último Intermedia Confidencial del año en una de esas grandes mesas que hace pachoca y muy Navidad. Tampoco falta el árbol más típico de estas fechas con luces y figuritas.

La trayectoria política de Ernest Maragall es larga. Prácticamente tanto como todas las anécdotas que han marcado su vida. Estudió Económicas y empezó en el mundo del marketing y la publicidad en empresas como Nestlé, Reclamo y Lucta, pero pronto descubrió cuál era su verdadera pasión.

 

La vida política
-Con el permiso del marketing y la publicidad, la suya ha sido sobre todo una vida política.

– Cuando empecé existía un interés básico en cuestión: la democracia y la libertad. Tenía que estar y ponerme para intentar revertir una situación de opresión de la dictadura y con una evidente ambición de recuperar la dignidad colectiva. A partir de ahí ya me dominó el concepto de servidor público en los ámbitos técnico, informático, de gestión y responsabilidad municipal.

En tres palabras: democracia, libertad y servidor público. Maragall militó en el Frente Obrero de Cataluña (FOC) para luchar contra el franquismo, participó en la fundación del Partido Socialista de Cataluña (PSC), fue gerente del Instituto Cartográfico de Barcelona y director general del Instituto Municipal de el Informático, fue concejal del Ayuntamiento de Barcelona, diputado del Parlamento de Cataluña y del Parlamento Europeo, consejero de Educación y consejero de Acción Exterior. Dicen que el famoso Pacto del Tinell que fue la semilla del tripartito (PSC-ERC-EUiA) fue también su obra. Cosas del destino o de la política, cambió el PSC por ERC y ahora es su candidato a la alcaldía de Barcelona. Después hablaremos de esa transición política.

-Quedase con un buen recuerdo que haya vivido como político.

La responsabilidad como consejero de Educación que fue apasionante y exigente y la responsabilidad como concejal del Ayuntamiento de Barcelona con la función de representatividad territorial en el distrito de Sant Andreu que fue muy gratificante. Ser parlamentario europeo en Bruselas fue la mayor plasmación del interés del servicio público. Me aproximé a un universo muy potente de instituciones, toma de decisiones y representación. De hecho, es un universo que no conocemos y valoramos lo suficiente, pero que es muy importante.

El mensaje de la importancia de Europa está ya dado.

 

Del PSC a ERC
– ¿Y un mal recuerdo?

-La rotura. La evidencia de que un proyecto político basado en unas convicciones y unos objetivos se estaba desmenuzando. Algunos lo consideramos incoherente y contradictorio con la razón por la que estábamos allí.

– Cofundó el PSC y muchos años después dejó el partido.

– Cuando el PSC tomó decisiones contradictorias con su origen y voluntad de fondo. El proceso de ruptura no fue fácil ni agradable, pero era inevitable.

Nota de hemeroteca: Ernest Maragall dejó de militar en el PSC a mediados de octubre de 2012 tras romper la disciplina de voto de su partido en el Parlament. Una decisión que estuvo acompañada de la voluntad de impulsar el proyecto del Partido Catalán de Europa que ya había registrado Pasqual Maragall. ¿Los motivos? Viejos conocidos como el pacto fiscal, la hacienda propia, el derecho de autodeterminación de Catalunya… Y los caminos de la política que a menudo son también inescrutables le llevaron años después hasta ERC. Detengámonos aquí.

– ¿Por qué entró en ERC?

– ERC estaba en condiciones de representar un espacio de centralidad y transformación social desde una perspectiva progresista. Con unos objetivos de libertad y expresión de la propia personalidad catalana desde la pluralidad, el respeto y la voluntad de incorporar valores que venían del socialismo, el ecologismo o el feminismo. Era y es el espacio central de encuentro desde una voluntad de progreso y transformación de Cataluña. Reencontré aquello por lo que había trabajado durante muchos años.

 

Ernest, según Pasqual
Justo en ese momento llegamos al clímax de la conversación, pero volvemos a los orígenes familiares. No puede entenderse la trayectoria de Ernest Maragall sin su hermano Pasqual Maragall. Y viceversa.

-¿Quién ha sido su referente político?

– Pasqual Maragall ha sido un referente para mí y para todos. También Barack Obama que expresaba una voluntad de transformación, aunque no supo o no pudo conseguirla dentro de la realidad de un sistema político con límites.

Del “Yes, We Can” de Obama al “Yes, Barcelona Can” de Maragall.

-¿Qué supone la familia para usted y en especial, su hermano Pascual?

– La oportunidad de compartir afanes y proyectos en el sentido más tangible. Trabajar día a día por una causa. La lealtad para una definición del país, tanto por lo que representaba a Cataluña como al catalanismo.

Justo en ese preciso instante recuerdo un artículo de la compañera Meritxell M.Pauné titulado Ernest, según Pasqual. Dos trayectorias vitales que han ido de la mano. El hermano mayor dejó por escrito a Oda inacabada. Memorias (Magrana, 2008) que “el auténtico Pasqual Maragall se llama Ernest” recordando que “mi hermano Ernest ha sido muy a menudo un personaje clave para mí, tanto en la vida familiar como también en la política catalana, aunque él siempre ha querido aparecer lo menos posible… Por sus manos han pasado muchos hilos que han configurado la Barcelona y la Catalunya actuales y podría decir lo mismo de su papel en el PSC”.

 

Todavía una referencia más. En la biografía autorizada de Pasqual Maragall escrita por Luis Mauri y Lluis Uría titulada La gota malaya (Edicions 62, 1998) se explica que “Ernest siempre ha estado entre los bastidores de la carrera política de Pasqual. Siempre ayudando a su hermano mayor, protegiéndole en situaciones de crisis, aconsejándole y analizando información, encuestas y posibilidades, desbrozándole caminos, cubriéndole la retaguardia.” No faltan conceptos como la disciplina, la reflexión, la cultura del esfuerzo, el trabajo en equipo, la inteligencia emocional o la familia.

 

El tren de Barcelona
Volvemos al presente y más concretamente, volvemos a la realidad barcelonesa. Cogiendo el testimonio de su hermano mayor, Ernest Maragall se presentó a la alcaldía de Barcelona en el 2019. Ganó en votos, pero perdió en tacticismo ante la actual alcaldesa Ada Colau que fue investida con los votos de Manuel Valles. Maragall cumplirá 80 años este próximo 5 de enero pero lejos de dejar la política, se volverá a presentar. Dicen que la edad es sólo una cifra y sino que le digan a Joe Biden que ya ha cumplido los 80. Éste es seguramente su último tren para ser alcalde de la capital catalana que le vio nacer y que tantas alegrías olímpicas ha dado a su familia.

– ¿Qué cambiaría como alcalde de Barcelona?

– Demasiadas cosas…

– Vamos por prioridades.

– Cambiaría el carácter y la relación entre la institución y la ciudadanía. Cambiaría la orientación de fondos respecto a lo que es la construcción de una sociedad cohesionada y con equidad interna. Si aceptamos la desigualdad, aceptamos una ciudad insegura.

– ¿Cuáles son los proyectos estratégicos para la ciudad?

– No se trata de improvisar una lista, hay muchos proyectos sobre la mesa: la Copa América, el Mundial de Atletismo… Y no sólo deben ser eventos deportivos. El mejor proyecto es que Barcelona vuelva a ser una referencia real y admirable como ciudad. Debemos ser capaces de influir en lo que Europa promueve y estimula como ciudad y fenómeno urbano. Queremos ser LA CIUDAD.

 

De Victus a Galileo
Antes de terminar, un par de preguntas más:

– ¿Un libro?

– Victus (La Campana, 2012) de Albert Sánchez Piñol.

-¿Un rincón preferido de Barcelona?

– Hay muchos, pero me quedo con la calle Galileo. De ahí salían las manifestaciones de los años 70.

La sala del hotel donde se ha celebrado el almuerzo ya se ha vaciado. Nos hemos quedado Ernest Maragall y un servidor hablando entre libros de la recepción y con el equipo de Intermedia compartiendo sensaciones de la comida. Un último invitado le pregunta a Maragall por los demás candidatos a la alcaldía y él responde: “Cuanto más seremos, más reiremos”. Todo un clásico viniendo de un hombre que tanto en la política como en la vida las ha visto prácticamente de todos los colores. 80 años dan para mucho. Maragall se marcha como ha venido, a toda prisa. Ya le esperan en el Parlament y antes de irse me recuerda que no se quiere saltar ninguna votación. La democracia es un ejercicio y compromiso de cotidianidad. «Quien se atrevería a afirmar que sabemos todo lo que hay que saber», que decía un científico como Galileo.

 

 

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