En medio de los movimientos tácticos que estamos viviendo por el conflicto político entre Cataluña y España, estos días ha aflorado de nuevo el debate sobre la marca Barcelona. Sobre la necesidad de recuperar y potenciar la proyección de la ciudad.
Todos sabemos que la capital catalana tiene muchos activos y un gran potencial de futuro. Estos días se ha presentado el informe Observatorio 2017 elaborado por la Cámara de Comercio de Barcelona y el ayuntamiento. Barcelona es la quinta ciudad más innovadora de Europa y la número trece en el mundo. Es una ciudad que innova, octava área global en captación de proyectos de inversión extranjera y está entre las top 10 del mundo con mejor reputación.
Estos son sólo algunos de los muchos datos que se desvelaron, vale la pena consultar el informe completo. Todos ello denota que a pesar del momento que vivimos y de la crisis social y económica de la que lentamente vamos saliendo, Barcelona mantiene una buena nota en términos económicos y de proyección de futuro.
Es evidente que se ha hecho muy buen trabajo décadas atrás. Es verdad que las incertidumbres en el que estamos todos instalados continúan y han venido para quedarse. Y es verdad también que la ciudad sufrió en verano una sacudida importante, el desgraciado atentado terrorista en La Rambla. Pero los datos son, en términos generales, bastante positivos.
Estos días algunas personas le están haciendo llegar un mensaje similar a la alcaldesa Colau. Necesitamos aprovechar la oportunidad que nos brinda el potencial de la ciudad.
En su tradicional conferencia de inicio del año en el Colegio de Periodistas de Cataluña. Colau anunció el lanzamiento de una campaña de refuerzo del prestigio e imagen internacional de la ciudad, coincidiendo con una nueva edición a finales de febrero del Mobile World Congress. Un buena oportunidad para acercarse a ciertos sectores económicos y a la sociedad civil de la ciudad, que no se ha sentido suficientemente escuchada por la principal autoridad política de la ciudad.
El debate sobre la marca Barcelona es constante, tanto en términos de definición como en términos de proyecto de ciudad. ¿Qué queremos ser en el futuro? Un debate también sobre la necesidad de abrir Barcelona al mundo, como ya se hizo con los Juegos Olímpicos del 92.
Tanto es así que durante la legislatura pasada todavía se repetía el mismo debate sobre la necesidad o no de que el Alcalde vaya por el mundo vendiendo Barcelona, siendo un comercial más de la ciudad.
Una imagen que desde hace un tiempo ya no se repite. Acompañándose de los diferentes agentes económicos, sociales y culturales del país, evangelizando sobre el potencial económico, social y cultural de la ciudad.
En el siglo XXI, la fuerza de los mayors en el mundo es muy importante, la competitividad de las grandes regiones se juega entre ciudades globales. Y Barcelona también lo es.
En mi opinión, la campaña de refuerzo que defendía nuestra alcaldesa debería ser esta. Volver a coger la maleta y vender la ciudad en el mundo con la ayuda de un partenariado público-privado. Los Juegos Olímpicos, la Fira, equipamientos culturales de gran referencia en nuestra ciudad han crecido y se han proyectado gracias a un modelo compartido.
Las campañas de comunicación y de mejora de la reputación de una ciudad son muy importantes, sin lugar a dudas. Pero remar juntos y desplegar proyectos compartidos seguro que es la clave del éxito.